Vamos, cómo el chiste de Gila.
Y es que este domingo me fui de paseo a Oporto a ver la exposición de Juan Muñoz en la Serralves, ya que en el pasado puente tuve la genial idea de ir en lunes y claro estaba cerrado el museo y el parque pero la tienda de regalos estaba abierta... en fin.
La expo muy bien, así cómo las otras, y el jardín espectacular (tengo que repetir la visita en primavera, porque eso tiene que ser para morirse de bonito) pero claro, a golpe de diciembre lo único en flor eran los camelios, que son las flores más bonitas del mundo.
Pero, lo mejor del día es que tenía una cita con Raquel que se había venido de escapada y una oportunidad así no se podía desaprovechar.
Así que mientras Rafis y yo veíamos el museo, ella y su santo se daban un paseo en barco por el Douro.
Y tras cumplir con nuestros respectivos planes, quedamos en Cais de Ribeira para comer un bocata y hacer lo realmente importante: visitar una bodega y hacernos expertos en vino de Oporto.
La tarde fue maravillosa, visitando iglesias, intentando ver cafés turísticos que cierran en domingo, y viendo a gente correr. Así contado puede parecer raro, pero os prometo que fue divertidísimo.
Os confieso algo, esto de ir poniéndole caras a los blogueros que visito cada día mola mil.
La tarde fue maravillosa, visitando iglesias, intentando ver cafés turísticos que cierran en domingo, y viendo a gente correr. Así contado puede parecer raro, pero os prometo que fue divertidísimo.
Os confieso algo, esto de ir poniéndole caras a los blogueros que visito cada día mola mil.
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