En 1976 Yves Saint Laurent presentó la que probablemente fue su colección más genial tomando como inspiración la ópera y los ballets rusos. Por lo menos él la consideraba la más bonita.
En los años anteriores Saint Laurent ya había hecho viajar a sus mujeres: Perú, Marruecos, África o Venecia le habían como punto de partida para crear sus colecciones. Y seguiría haciéndolo porque su siguiente colección inspirada en China (a la que también tengo pensado dedicarle un post otro día) fue otro de los puntos claves de su estilo ya que fue en estas dos colecciones donde demostró su maestría y su riesgo a la hora de combinar colores.
Es una pena que haya encontrado tan pocas fotos en color para disfrutar sus mezclas. La colección es un escaparate de vestidos bordados, galones dorados, abrigos con pasamanerías, mangas y faldas de increible volumen y boleros llenos de decoraciones.
La colección resultó un éxito, por la genialidad de las prendas pero también porque supuso un salto cualitativo para la moda cómo espectáculo ya que este desfile fue el primero en ser concebido como una puesta en escena que se representó en los dorados salones del Hotel InterContinental de París, y fue el desfile más caro de los que se habían celebrado hasta entonces.
El New York Times llegó a decir en su portada que era una colección revolucionaria que cambiaría el mundo de la moda, comparándola incluso con el New Look de Dior.
Y hoy la prensa de moda se revoluciona con Alexander Wang...
0 comments:
Post a Comment