Cada vez que aparece una nueva campaña o que se publica un editoral en una revista de moda conocemos el nombre del fotógrafo, del maquillador, del peluquero y del traime (traeme un café, traeme ese boli de allí,...) pero nunca, nunca conocemos el nombre del artista encargado de realizar el photoshop a las fotografías.
Y digo artista, porque conseguir que Madonna parezca escapada del Ofelia de John Everett Millais (o una figura de cera para los menos fans), creo que se merece ese calificativo.
Me parece absurdo que se siga manteniendo su nombre en el anonimato, como si todavía alguien creyese que esa perfección se debe al acertado uso de la luz del fotógrafo, a la maestría del maquillador o la buena mano del cirujano de cabecera (que también).
De vez en cuando surgen voces críticas que ponen el grito en el cielo, que protestan por esta manipulación y que apuestan por volver a la belleza real, como hizo la revista Elle Francia publicando tres portadas sin maquillaje ni photoshop realizadas por Peter Lindberg.
Creo que en como casi todo en el término medio está la virtud, pero si se desea que el acabado sea el de puro photoshop también me parece legítimo, pero que cada cual se lleve su parte del mérito de forma pública ¿no?
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