

Y es que en algunas ocasiones aplicamos la ley del embudo, en la que la parte ancha es para nosotros y la estrecha para los demás, y caemos cual polillas en actitudes y posiciones vitales que hasta hacía muy poco criticábamos de forma vehemente.

Porque todos nos hemos sentido realmente extraños haciéndo cosas que nunca habríamos pensado que podríamos hacer, justificándonos ante los demás con excusas baratas cómo "mi caso es distinto" o "tú nunca lo entenderías"

Todos tenemos un lado cínico y egoista que nos empuja a hacer cosas sin importarnos las consecuencias. En el mejor de los casos, nos importa pero en muy pocos consigue que los remordimientos sean más fuertes que el sentimiento de culpa.



Fotos de James White publicadas en la revista Flaunt en octubre de 2006
0 comments:
Post a Comment