Y no sé si esto es un problema o no.
Después de lo decepcionante y mediocre que resultó la colección masculina presentada hace unos días en París, en el que a pesar de seguir en muchos aspectos las líneas de las últimas colecciones del diseñador pero ni de lejos asumiendo el riesgo que estas tenían, el crédito de Sarah Burton pasó a estar bajo mínimos.
Pero ayer salió a la luz su primera colección, si es que a ocho looks de resort 2011 se le puede llamar así, y cumple los mínimos requeridos por los fans de la marca: se ven ecos de su última y grandiosa colección de tintes medievales, referencias a la maravillosa sastrería que tan bien se le daba a Alexander y estampaciones digitales.
Hay piezas maravillosas, cómo el vestido negro y el abrigo gris (ambos en la segunda foto), pero lo ves y eres consciente de que eso no es el McQueen que te emocionaba. Porque a pesar de ser continuista, y aunque no es en absoluto mala (ni siquiera mediocre) no es ese paso hacia delante que suponía cada una de las colecciones del de McQueen. Y es que McQueen avanzó en sus cuatro últimas colecciones más que muchos modistos en toda su carrera. Y hablo únicamente de la ropa, porque si a eso le unimos los zapatos o la puesta en escena el abismo es casi insalvable.
La verdadera prueba de fuego de Sarah Burton será presentar una colección de temporada, en la que querremos ver al maestro pero también querremos ver avanzar a la marca, y ahí es dónde probablemente fracasará. Y no porque ella sea mala sino porque no es McQueen, y es que nadie lo es.
Espero equivocarme y que su paso por la marca como directora creativa no siga los pasos de Alessandra Facchinetti, y que se parezca más a la sucesión de Dior con Yves Saint Laurent. Ojalá.
Ay que Elena Francis me ha quedado esto
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