De un tiempo a esta parte parece que se ha puesto de moda entre algunas mentes bien esa máxima de "Hay que decir la verdad aunque duela". ¿La verdad? Como si eso existiera.
Yo siempre he pensado que es mejor callar a decir algo que pueda ofender a la otra persona, que no debo contestar a preguntas que no me han hecho o dar mi opinión cuando no me la han pedido (esto último no es aplicable al blog por supuesto)
Y es que de un tiempo a esta parte a todo el mundo en general y a las dependientas en particular, tras años de "estás monísima cari, todo te queda estupendo" han sido poseídas por una ola de sinceridad quizás provocada por tantas horas de reality shows en televisión que entronizaban la "sinceridad ante todo" (principalmente ante la educación) y de golpe y porrazo te sueltan frases como la del titular de la foto. Y ese no es su trabajo. Su trabajo es ofrecerte ayuda, buscar la talla de las prendas que les pides y no decirte "cariño esa no es tu talla" o "¿seguro que ahí colgado no está?", aconsejarte si pides consejo y dejarte tranquila si no lo haces porque no son ni tu amiga, ni tu madre ni tu espejo.
La entrevista de la foto, por si alguien tiene curiosidad, puede leerla aquí
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