El desfile de Lanvin, con sus 49 salidaspuede resumirse prácticamente en dos pases:

Pero a decir verdad, la que a mi me fascina es la que ejemplifica el vestido de la izquierda: los pliegues. Ese vestido, un sencillo vestido negro al que le da su verdadera personalidad ese lazo en el hombro formado por la propia tela arrugándose sobre si misma, es el ejemplo perfecto de cómo dominar el patronaje y conseguir de una forma aparentemente sencilla que las arrugas sean algo verdaderamente perfecto.
Y que puede parecer un chal sobre los hombros, una lazada o una simple arruga del propio vestido.
Y es que hay que ser un verdadero genio para conseguir esto.




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