En el número de abril de la revista Elle nos enseña a través de unas fotografías de Paolo Pellegrin cómo son los momentos previos a una entrega de premios de tres actores: Penélope (que este mes sale hasta en la sopa), Sean Penn y Kate Winslet.
Este tipo de reportajes me imagino que no harán, precisamente, las delicias de los mitómanos, esos que prefieren pensar que su actriz favorita (normalmente del tipo Beth Davis) se levantan con la raya del ojo puesta, el pitillo encendido y el Dior planchado.
Pero yo debo reconocer que me gustan. Por varios motivos...
(pinchando en las fotos se hacen más grandes)
porque me parece que este, por ejemplo, hace aún más real a una de las mejores actrices que hay en la actualidad, porque consigue mostrar un punto de fragilidad que me conquista,
porque la sonrisa de Kate sigue pareciéndome sincera, porque con rulos me resulta cercana,
porque sigue siendo amiga del hombre al que dejó morir por no cederle un trocito de madera diez años atrás, haciéndo que todas las mujeres del mundo la odiasen y envidiasen a partes iguales,
porque el abrazo con Emma Thompson en albornoz me parece super tierno...
Y es que me estoy dando cuenta que no soy ya demasiado de mitos, o por lo menos no de este siglo.
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